LA REALIDAD DE LOS CIES EN ESPAÑA: ENTRE LA ILEGALIDAD Y LA AUSENCIA DE DERECHOS

¡Bienvenidos a una nueva entrada!

En nuestra primera entrada hablaremos de la realidad tan dura que sufren las personas en los CIES y lo que nos intentan ocultar.

Actualmente, la función principal de estos centros es agrupar a los extranjeros pendientes de ser expulsados de España con destino a sus países de origen. Pero también cumplen otras funciones, que pueden ser: acoger a aquellas personas que acceden irregularmente a España hasta que se aclare su situación legal, su procedencia y su estado de salud. También reciben asistencia legal y psicológica. Además, se evita una situación de marginalidad al proporcionar comida, cama y ropa a personas que estarían condenadas a la indigencia en caso de estar en las calles. El motivo del ingreso en estos centros es por haber cometido la falta administrativa de no tener papeles en regla y/o cometer un delito. 

En España hay 7 centros ubicados en: Madrid, Algeciras, Valencia, Murcia, Las Palmas, Tenerife y Barcelona. Así como dos centros de Estancia Temporal para inmigrantes en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. 


Hasta aquí todo parece muy bonito, pero sinceramente la situación que se vive en estos centros no es la que se conoce, por ello vamos a exponer una serie de vivencias que suceden aquí.

  • La primera norma que no se cumple es una violacion de los derechos humanos, en diferentes informes las organizaciones han documentado malos tratos, hacinamiento, incomunicación e indefensión legal de los internos y ausencia de asistencia sanitaria permanente. Pero el problema es que es imposible tener pruebas físicas sobre esto por el blindaje de los centros, ya que, a ellos no pueden entrar periodistas y la única organización con acceso es la Cruz Roja para realizar una labor asistencial, pero no de denuncia.

    Una de las denuncias de mayor gravedad fue la muerte de Samba Martine, encerrada en el CIE de Madrid sin el tratamiento médico adecuado,ya que tenía criptococosis, una infección producida por hongos que se da en personas con defensas muy bajas,  pese a que las autoridades del centro tenían constancia de su enfermedad. 

  • Otra injusticia que se produce es la falta de intérpretes y traductores, que hacen imposible una comunicación efectiva en aspectos tan básicos y esenciales como es la prestación de la asistencia sanitaria y la relación con los propios profesionales del centro.

  • La vulneración del derecho a la integridad que supone compartir habitación de dimensiones reducidas con numerosas personas y sin posibilidad de contar con mobiliario suficiente para disponer de las propias pertenencias

  • Además, resulta especialmente grave la ausencia de retretes en el interior de los dormitorios y el uso de candados como mecanismo de cierre de los mismos y a su vez de las habitaciones.

  • Las condiciones de las zonas dedicadas a las visitas, impiden el contacto físico entre los internos y sus visitantes, debido a la pésima situación en la que se encuentran. Además, se prohíben los teléfonos móviles, ya porque los teléfonos públicos están inoperativos, ya por el número de llamadas que puedan recibirse.

  • La inexistencia de módulos diferenciados para alojar separadamente a los internos que están allí por faltas administrativas de los que están allí por faltas penales más graves. 


Una experiencia contada por un hombre nos impresionó bastante y por eso queríamos darla a conocer en nuestro blog: “Me dieron una colchoneta y me subieron a la segunda planta. Me dieron un número y me dijeron 'tu nombre ya no existe, olvídate de tu nombre'. Es peor que la cárcel. Los váteres están sucios, en invierno solo hay agua fría, hay chinches en los colchones y no hay médico ni psicólogo. Y además están masificados”


Desde nuestro punto de vista los CIES son auténticas cárceles camufladas sin garantías penitenciarias para personas que, en la mayor parte de los casos, no han cometido ningún delito, donde se producen tratos inhumanos a personas. Vemos el encierro en estos centros como una medida injusta e inútil, ya que la reclusión es la sanción penal más grave que se puede imponer, por lo que no entendemos que se use con personas que en verdad lo único que buscan es una vida mejor en nuestro país.

Nosotras no vemos la utilidad de estos centros por lo que los eliminaríamos, porque en vez de regular el flujo migratorio lo que hace es privar la libertad de migrantes por el simple hecho de no tener papeles, lo que puede acarrear problemas de ansiedad, depresión… por todas las medidas que hemos explicado anteriormente que existen en estos centros.

Si en algún momento trabajáramos en un CIE como educadoras sociales, intentariamos paliar esta situación, teniendo un trato más cercano con los internos, y asegurándonos siempre de que hubiera una asistencia médica eficaz, además de reestructurar los espacios de convivencia, para que puedan tener una zona donde tener apoyo psicológico y social.

Aquí os dejamos un vídeo donde se muestra a la perfección la realidad de los Centros de Internamiento de Extranjeros. https://youtu.be/9d2pmWSgFxA


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